Thursday, October 20, 2005

El primer hombre, el último hombre. ¿A quién le importa?

Hoy me encuentro increíblemente extraño. Tengo un sentimiento raro porque hace un momento destruí a mi padre,el primer hombre. Yo debo ser un personaje alejado de los convencionalismos de hoy en día, pues verán, yo crecí sin un padre, con una madre neurótica y junto a mi abuelo a quien llamaba papá y quien me llamaba "pistolero" (debió ser que ya tenía entendido que algún día yo destruiría a mi padre, el último hombre). Sí, claro, toda mi vida es tan distinta a la de otros miles de seres que agotan el flogisto del planeta (creo que está de más advertir que se trataba de un sarcasmo). Hablé con él, con mi padre, esta mañana. Le dije todo lo que sentía por él y así comencé a destruirlo,lenta y meticulosamente. Sí, yo lo odiaba, pero ya no, eso era darle importancia a alguien por quien no siento nada, al menos nada bueno. Su nombre no me importa, pero si debemos llamarle de alguna forma le diremos Quídam. Pues bien, el Quídam no se inmutó en lo más mínimo con mi declaración, de alguna extraña manera se había imaginado que yo podía sentir eso por él. ¡Qué raro! Tal vez el hecho de que nunca hubiese estado presente en la vida de sus hijos, de que su abandono sólo confirmaba la sospecha de que no le importábamos en absoluto y que mis putos compañeritos me echaban en cara el ser un infrahumano por no tener un padre en casa (como si los suyos hubiesen valido algo) haya procreado un odio inconmensurable en mí hacia él. Sí, posiblemente así lo haya entendido él, pero no lo aseguro, es un poco corto de entendimiento pues me dijo que me quería y que le importaba, yo volteé a buscar a quién le había hablado y como que me dio un presentimiento de que la edad le hacía ver cosas o escuchar voces, pues de otra manera no lo podría explicar. En fin, que para ese momento yo tenía ya la paciencia hecha madre (o que me tenía hasta la madre???), lo que sea, el caso es que sólo me hacía falta un final y los finales representan la culminación de un proceso y las cosas que se crean, se destruyen de igual manera y como Dios es dios por crear, nombrar y destruir y como yo había creado a mi padre mientras le partía la madre y como lo había nombrado como un Quídam, pues ya sólo me faltaba destruirlo para asegurar mi apoteosis. Tomé el revólver de la mesa o me convertí en revólver, no lo sé; el caso es que lo maté, perdón, destruí, lo destruí al igual que Dios destruye lo que crea o cree destruir cuando en verdad sólo asesina. ¡Mi santidad está asegurada!

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